Negocios & Mundo
El formato online llega al rescate de las actividades culturales
Las industrias culturales y creativas están entre las más afectadas por la crisis. Los confinamientos y las restricciones al movimiento tienen al sector enfrentando una verdadera pesadilla. Pero, varias luces comienzan a aparecer sobre todo de la mano de la tecnología. En Chile, el ministerio hasta creó una Unidad de Cultura Digital.
Contenido exclusivo suscriptores DF Digital,
para acceder al contenido elige tu plan.
Contenido exclusivo suscriptores DF Full Digital, para acceder al contenido elige tu plan.
SuscríbeteSi ya estás suscrito ingresa aquí
Cuidemos el medio ambiente
La cultura está pasando momentos difíciles. Las artes en vivo, la producción audiovisual, el negocio editorial, conciertos y exhibiciones, en cualquiera de sus fases han sido las primeras y más afectadas por la crisis. En Chile y en todo el mundo, el coronavirus paraliza la cultura.
De acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (Unesco), el impacto en la producción, distribución y consumo de los bienes culturales ha sido millonario, hasta ahora casi imposible de cuantificar en su totalidad, pero con efectos devastadores sobre todo el ecosistema creativo.
Por citar sólo dos ejemplos: las pérdidas en la industria cinematográfica ya superan los US$ 30 mil millones; mientras que el impacto en el turismo cultural solo es equivalente al de la Segunda Guerra Mundial para museos, teatros, galerías y economías de ciudades enteras sustentadas en estas actividades.
La Comisión Europea espera que algunos sectores de esta industria pierdan hasta el 80% de su facturación, este año. En el Viejo Continente 12 millones de personas que trabajan en las artes -que generan unos 509 mil millones de euros- se enfrentan a cambios y a un futuro incierto. La pandemia también se ha llevado artistas o afectado la diversidad de las expresiones culturales al dejar fuera de participación a ancianos o grupos de riesgos que han debido confinarse para protegerse de la enfermedad.
El inicio de la pandemia en China y su posterior distribución global hicieron que las actividades culturales se fueran apagando como en un efecto dominó, cancelando varios de los estrenos, conciertos, lanzamientos e inauguraciones previstos para este año.
Según la revista especializada Variety, la industria audiovisual ha disminuido sus ingresos en torno a un 70% respecto de esta misma fecha en 2019. A fines del año pasado, sólo el cine había generado US$ 42.000 millones, por lo que se estiman pérdidas de entre US$ 20 mil millones y US$ 31 mil millones para fines de 2020. Los expertos citados por la revista añadieron que, incluso si las salas volvieran a llenarse, las cifras finales para 2020 seguirán siendo un 58% más bajas que en 2019.
El efecto amplificador del golpe se llevó por delante varios festivales de la industria cultural televisiva como el MIPTV, uno de los más importantes del mundo, y el encuentro paralelo Canneseries, que se iba a celebrar en Francia del 30 de marzo al 2 de abril, fueron suspendidos a causa del coronavirus.
A esto se suma la actitud, todavía reticente, del público. Según las encuestas, los espectadores quieren volver a los cines, pero la mayoría tiene miedo a un posible contagio. Paradójicamente, lo que era la gran fortaleza del cine -disfrutar de una película en compañía de otros- terminó convirtiéndose en su debilidad. Todo los estudios que tenían estrenos programados para 2020 los aplazaron o los lanzaron directamente en formato digital.
La falta de recursos y la incerteza durante el confinamiento, ha obligado a los creadores y entidades a apostar por tecnologías. El streaming ha sido precisamente la tabla de salvación para algunos, pero no un sustituto definitivo a las salas o la interacción con el público. La crisis golpea de manera directa a creadores, productores, promotores, compañías, TV y marcas que patrocinan, pero además pega de paso a pequeños proveedores (instaladores, alimentación, seguridad, entre otros) y en un tercer impacto inducido le resta actividad a negocios contiguos como hoteles, transportes, turismo, ocio o incluso la reventa.
La Bienal de Venecia se pospuso para el próximo año, tras haber sido pospuesta por tres meses antes. Y en consecuencia, la Exposición Internacional de Arte también aplazó su inauguración hasta 2022.
La decisión de postergar la Bienal fue considerada en el mundo del arte como un reconocimiento a la imposibilidad de avanzar, dentro de los límites de tiempo establecidos, en la realización de una exposición tan compleja y mundial.
En todo el mundo se reagendan actividades culturales. Las ferias literarias más famosas debieron suspenderse. Lo positivo: el aumento en las ventas de libros online y la aparición de nuevas librerías.
Y todo eso en un contexto en el que los países veían descender el número de turistas y la ocupación hotelera.
No sólo en los museos el salto digital se ha sustentado en el reciclaje de materiales existentes. Películas, documentales, colecciones y bibliotecas enteras han salido al mundo virtual, generando millones de horas de producción disponible y a mano como nunca antes.
El salto digital de la cultura ha sido enorme: de pequeñas participaciones en redes sociales o solo subir material, a la educación online, exposiciones hechas para el universo virtual, podcasts, newsletters, contenido en vivo y hasta concursos en menos de un año.
En su último informe, la Unesco destacó tres grupos de actividades creativas que han surgido durante el confinamiento: robots para realizar recorridos en salas vacías; curadores de experiencias y presentaciones de colecciones virtuales en formato de videojuegos.
Pero por otra parte, los confinamientos han generado un fenómeno de revalorización de la cultura. Desde el inicio del confinamiento, las visitas al sitio web del Louvre aumentaron de 40 mil diarias a las más de 600 mil que se contabilizaban a fines de octubre. Y ese es solo un ejemplo. Versalles y el Vaticano también supieron del interés de miles de visitantes virtuales.
Y ello produjo un "círculo virtuoso" en torno a la cultura: conferencias filmadas, clases de arte e historia gratis y a toda hora; podcasts y hasta youtubers y tiktokers hicieron visitas guiadas. El londinense Tate Modern ofreció actividades artísticas a los niños confinados, como aprender a tejer: las visitas al sitio web Tate Kids crecieron 137%.
Un informe de Unesco y las fundaciones ICOM y NEMO sobre 459 museos y 1.600 instituciones culturales en todo el mundo arrojó que el confinamiento obligó al cierre del 90% de ellas y que todos de una u otra manera se pegaron el salto digital.
Preguntados por ICOM si tienen personal especializado en el ámbito de las actividades digitales, casi el 80% de los museos afirma haber contratado o reforzado equipos especializados. Sólo el 18% restante respondió que no.
Ministra Valdés: "La cultura debe jugar un
rol central en la discusión constitucional"
La "crisis de miedo", como la han llamado varios economistas, ha dejado al mundo de la cultura y el espectáculo chileno también sin sustento, ni dinero. La paralización absoluta de las actividades ha contagiado en cadena al sector con una interrupción forzosa y un horizonte incierto: instalaciones cerradas, contratos suspendidos, parrillas de televisión vacías, desaparición de ingresos por venta de entradas, y negocios indirectos y periféricos como víctimas colaterales.
"La emergencia sanitaria significó una serie de cambios y alteraciones en nuestra vida cotidiana, y sin duda esto podría acelerar algunos procesos sociales y culturales que ya se venían dando hace algunos años. Específicamente en el ámbito cultural, este nuevo escenario nos enfrentó al importante desafío de adaptarse a las nuevas formas de participación, y más concretamente, a la consolidación de la cultura digital como una herramienta cada vez más masiva para el acceso y la participación cultural de las personas", dice la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés.
Y añade que por ello se creó la Unidad de Cultura Digital y se aumentó la oferta de contenidos artísticos y culturales durante la pandemia, por medio de plataformas como OndaMedia, Elige Cultura y Biblioteca Pública Digital.
- ¿Cómo se rearmará la industria de la cultura en Chile?
- Uno de los desafíos es tratar de reactivar y recuperar al sector lo más rápido posible, ya que ha sido uno de los más golpeados con la cancelación de actividades y la crisis económica.
El Ministerio de las Culturas ya ha tomado diversas medidas en este sentido. Por ejemplo, en 2020 reorientamos parte del presupuesto para implementar un Plan de Emergencia en apoyo de diversas organizaciones, espacios, artistas y creadores con más de $ 15 mil millones de pesos.
A esto se suma el Fondo de Emergencia anunciado por el Presidente para 2021, que destinará más 15 mil millones adicionales para apoyar al sector, y también los Fondos Cultura 2021, que tienen dentro de sus principales énfasis la reactivación del sistema cultural, contando con más de $ 26 mil millones para ese objetivo.
- ¿Cambió también a su juicio el rol de la cultura en nuestras vidas?
- Estoy plenamente convencida de que la cultura debe jugar un rol central en la próxima discusión constitucional. En su más amplia dimensión, ésta no sólo debe estar presente en el Chile que construyamos, sino que debe hacerlo desde un rol central, ya que es fundamental en el desarrollo de las sociedades, y juega un papel crucial en el bienestar, en la salud mental y en la calidad de vida de las personas, tal como lo ha planteado la misma OMS. En ese camino, el Estado debe seguir siendo garante del acceso a los bienes culturales para todos los habitantes de Chile, desde cualquier lugar del territorio, y además entregar las herramientas y las condiciones para que los trabajadores y trabajadoras de las culturas, las artes y el patrimonio puedan llevar adelante sus procesos creativos. Estamos comprometidos con esa labor y seguiremos avanzando en ella.